Tristán, un hombre con alma de niño,  busca a sus padres desplazados por una guerra de su comunidad. Acompañado por su planta girasol, su única amiga, Tristán resiste las dificultades de la supervivencia, aferrándose a las memorias de su infancia y a la esperanza de reencontrar a su familia.

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Girasoles en la luna, unipersonal con énfasis en el clown y el teatro físico, se produce mediante la indagación sobre el fenómeno de la migración y el desplazamiento forzado.

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La obra nos conecta con la orfandad de un hombre (¿o un niño?), que ha perdido su casa y los seres queridos, por causa de una guerra que llegó a su comunidad. Sin embargo, el hombre, convertido en un viajero constante, aun conserva la esperanza de reencontrarse con sus padres. Acompañado de su planta girasol, deambula cerca de su pueblo sobreviviendo y manteniendo el sentir amoroso por su tierra y su gente.  

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El juego escénico se articula con el transitar de marionetas hibridas y objetos, memorias de una infancia pasada.

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Hay algo cándido e infantil en la estética visual de la obra generando una atmosfera onírica y fantástica.

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El objetivo principal de la puesta es construir un espacio de acompañamiento, mediante el divertimento, a nuestra humanidad con sus profundos sentires de orfandad ante la perdida, la lejanía de sus raíces, de su hogar y de su tierra.